Corría el año 1860 cuando nació el primer torneo de golf de la historia, conocido como el Open Championship. Se disputó en Prestwick Golf Club, Escocia, con solo ocho jugadores profesionales y se entregó como premio un cinturón de cuero con hebilla de plata, sin recompensa económica. Ganó Willie Park Sr., inaugurando una tradición que perdura hasta hoy.
Recién en 1863 se incorporó el primer premio en metálico: 10 libras esterlinas para el campeón, cifra modesta para la época.
El formato inicial era diferente: el campo de Prestwick tenía 12 hoyos y se jugaban tres rondas (36 hoyos en total).
Con el paso del tiempo, el estándar de los campos se consolidó en 18 hoyos, como ocurrió en St Andrews en 1764 al reducir su recorrido de 22 a 18 hoyos, fijando el modelo que se mantiene hasta hoy.
El Open se convirtió en el campeonato más antiguo del mundo, disputado ininterrumpidamente salvo durante las guerras mundiales y la pandemia.
Entre sus campeones figuran leyendas como Harry Vardon, Bobby Jones, Jack Nicklaus, Tom Watson, Seve Ballesteros, Tiger Woods y más recientemente Rory McIlroy y Francesco Molinari, entre otros.
Los premios crecieron de manera notable: de un cinturón y 10 libras, hasta varios millones de dólares en la actualidad,
pero el verdadero tesoro sigue siendo levantar la Claret Jug, el trofeo más codiciado del golf, símbolo de la historia y la gloria del deporte.
El Open Championship no solo coronó campeones: forjó el espíritu del golf, uniendo tradición, respeto y el desafío de los links escoceses e ingleses, donde el viento y la naturaleza mandan.
Así nació el golf
Todo empezó aquí, por estas comarcas del Reino Unido y Escocia,
ya hace siglos, donde pastores de ovejas mataban el tiempo golpeando piedras o bolas de cuero con bastones rústicos, tratando de embocarlas en huecos naturales de las dunas.
Con el paso de los siglos, surgieron los primeros aficionados —comerciantes y nobles— que jugaban por honor o pequeñas apuestas, mientras aparecían los primeros profesionales: caddies, fabricantes de palos y cuidadores de campo que vivían de su destreza y conocimientos.
Los campos no tenían el estándar de 18 hoyos: en St Andrews originalmente había 22 hoyos, que se redujeron a 18 en 1764, marcando la medida actual. Prestwick, donde nació el Open en 1860, tenía solo 12 hoyos que se jugaban tres veces.
Los bunkers nacieron de las depresiones donde se refugiaban las ovejas frente al viento, y la primera pelota de golf era de plumas de ganso compactadas y cosidas en cuero, hasta ser reemplazada por el gutapercha y más tarde por materiales modernos.
En 1860, cuando se organizó el primer Open
Championship, los profesionales eran apenas un puñado, muchos apellidados Park,
Morris o Robertson, y el premio no era dinero sino el famoso cinturón.
Solo en 1863 el
Open comenzó a
repartir libras
esterlinas: unas
modestas
£10
para el ganador
y premios
menores para
otros puestos.
Se cree que las
primeras Pelotas
de golf se
hicieron de
buxus, que es un
género de
plantas
pertenecientes a
la familia de
las Buxáceas,
conocido
vulgarmente como
boj.
Más tarde, en el siglo 17 apareció una innovación y se
empezaron a
hacer con
plumas, en
realidad
consistía en una
pelota cubierta
por cuero y que
dentro tenía
plumas de ganso
o de pollo.
Las plumas se hervían para que después fuesen más maleables,
ponían dentro de
la cubierta, la
cual se cosía, y
una vez se
empezaban a
secar las plumas
estas se
expandían y
contraían la
pelota.
Finalmente se martilleaba la bola para darle forma redonda y
se pintaba para
que no le
afectasen los
elementos.
Más tarde a mediados del siglo 19 fue cuando apareció la
pelota hecha con
un material
llamado gutta
percha que
provenía de la
salvia de un
árbol de las
selvas de
Malasia.
Estas nuevas pelotas eran más redondas que las anteriores,
sin embargo al
no tener marcas
en su
superficie, el
viento les
afectaba en gran
manera, pero más
adelante se dan
cuanta que esta
pelota vuela
mejor cuando más
gastada está y
comienzan a
hacerla con
dibujos y rayas.
Luego a finales del siglo 19 surgió la pelota Haskell, creada
por unos
trabajadores de
una compañía de
ruedas para
coches, estos
dos hombres
idearon una
pelota con
filamentos de
goma enrollados
y recubierta
exteriormente de
gutta percha, el
retoque final
fue colocar una
cubierta de
balata.
Ya después de la Haskell vino la Pelota que conocemos y
jugamos en la
actualidad, debo
reconocer que
quien escribe
conoció la
pelota Dunlop 65
sudafricana con
los filamentos
de goma
envolviendo una
pelota de goma
ubicada en el
corazón de la
misma y cubierta
de gutta.
Así, desde
duelos de
pastores y
aficionados
nobles, surgió
el golf como
deporte, con
reglas, campos
de 18 hoyos y
premios, un
viaje
extraordinario
que transformó
un juego
medieval de las
dunas en uno de
los torneos más
emblemáticos del
planeta.
Entre bruma atlántica y tradición, un pasatiempo rústico se transformó en el deporte que hoy conquista multitudes y define cada julio al campeón del Open Championship. |