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Rory McIlroy: Lágrimas de gloria en Augusta

 

 Por la redacción de VISTA GOLF

    Cuando Rory McIlroy cruzó el puente de Hogan rumbo al hoyo 12, su mirada no era la de alguien que lideraba el torneo, sino la de quien cargaba una historia. El Masters de Augusta siempre le había sido esquivo. Años de intentos, frustraciones, fantasmas. Pero este 2025 fue distinto. Desde el tee del 1 hasta el último putt en el desempate, McIlroy escribió su epopeya.
Hay domingos en Augusta que marcan un antes y un después. Lo que ocurrió en abril de 2025 no fue sólo la conquista de un Masters, fue la redención de Rory McIlroy, fue la consagración de un campeón que durante años rozó la gloria en Georgia y que, finalmente, pudo cerrar el círculo.
Esta es la historia de esa vuelta final, de una jornada que empezó torcida, vivió pasajes de golf sublime y, culminó en un festejo arrodillado y con lágrimas, ante un público que no dejó de aplaudirlo.
La gloria no siempre se conquista con perfección, a veces se alcanza con garra, con nervios, con errores y con corazón.
Lo que vivió Rory McIlroy en la ronda final del Masters 2025 fue una montaña rusa emocional y deportiva, con arranques torcidos, recuperaciones espectaculares, tropiezos inesperados y, finalmente, una redención que lo arrodilló en el green del 18 de Augusta National, esa catedral verde que tantas veces lo había negado, se rindió a sus pies.
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HOYO A HOYO – LA ÚLTIMA VUELTA DE RORY
Hoyo 1 – Tea Olive (Par 4):
Arranque duro. Pega un gran drive, largo, que le falta apenas un metro de vuelo para pasar el cross bunker de la derecha. La pelota cae en la arena y queda muy comprometido: la postura con la bola por debajo de los pies lo obliga a un golpe corto de recuperación. El approach posterior queda lejos y dos putts después, doble bogey. Mal arranque, pero no por mal juego: fue mala suerte.
Hoyo 2 – Pink Dogwood (Par 5):
Buen drive al fairway, segundo tiro sólido pero no llega al green. Se conforma con un par, aunque deja escapar una oportunidad de birdie que podría haber borrado el error inicial.
Hoyo 3 – Flowering Peach (Par 4):
Aquí empieza la reacción. Ataca desde el tee, gran approach, y emboca el putt. Primer birdie del día. La cabeza empieza a cambiar.
Hoyo 4 – Flowering Crab Apple (Par 3):
Hierro largo y certero, se deja una oportunidad clara y la capitaliza. Segundo birdie consecutivo. Ya vuelve al par total del día.
Hoyo 5 – Magnolia (Par 4):
Par. Juega con cabeza, sin riesgos.
Hoyo 6 – Juniper (Par 3):
Otro par sin sobresaltos. Rory mantiene el ritmo.
Hoyo 7 – Pampas (Par 4):
Falla el approach, pero el juego corto responde. Salva el par con temple.
Hoyo 8 – Yellow Jasmine (Par 5):
Gran oportunidad, pero no logra aprovechar el par 5. Otro par, con sensación de que dejó escapar algo.
Hoyo 9 – Carolina Cherry (Par 4):
Drive sólido, buen segundo tiro y un putt preciso. Birdie para cerrar la ida. Se va al hoyo 10 con -1 en el día, y a dos golpes de Justin Rose.
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DEL SUEÑO A LA TENSIÓN
Hoyo 10 – Camellia (Par 4):
Par sin problemas. Pero la calma no duraría.
Hoyo 11 – White Dogwood (Par 4):
Uno de los momentos críticos del día. El segundo tiro se va al agua. El approach tras el drop no queda cómodo y falla el putt de salvada. Bogey doloroso. Vuelve a par en la ronda.
Hoyo 12 – Golden Bell (Par 3):
Gran tiro al centro del green, dos putts, par sólido. Se mantiene en la pelea.
Hoyo 13 – Azalea (Par 5):
El desastre. Intenta un tiro heroico con el segundo golpe, pero la pelota va al agua. Mal chip tras el drop y dos putts. Doble bogey. Todo lo construido se desmorona. Queda +1 en el total del día.
Hoyo 14 – Chinese Fir (Par 4):
Otra desconcentración. Falla el segundo tiro y deja un approach difícil. Dos putts: bogey. La tabla lo aleja de la punta.
Hoyo 15 – Firethorn (Par 5):
Toma aire. Buen drive, llega de dos al green, y se deja una chance. El putt es largo pero va dentro. Birdie vital.
Hoyo 16 – Redbud (Par 3):
Hierro certero, putt firme. Otro birdie. La reacción llega en el momento justo.
Hoyo 17 – Nandina (Par 4):
Par correcto. El nervio ya se siente. Hay que cerrar fuerte.
Hoyo 18 – Holly (Par 4):
Tremendo drive al centro. Apunta a la bandera en el segundo tiro, buscando que el pique lo acerque, pero la pelota termina en el bunker derecho del green. La saca con clase, pero no emboca. Bogey. Termina con 73 golpes (+1) y un total de -11, igualando a Justin Rose.
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EL DESEMPATE – HOYO 18
Ambos jugadores regresan al tee del 18 para el desempate. La tensión es total.
Justin Rose pega primero: la pelota queda en el fairawy a 158 yardas.
Rory McIlroy, implacable, pone su drive en el fairway .
Rose llega al green con un tiro largo, dejando su putt a unos 4 metros pero... en bajada. Luego pega Rory, que a esta altura conlleva toda la presión, pega un tiro alto pasado la bandera dejando su pelota a algo mas de dos metros, es alli donde Respira, luego, Rouse no logra embocar su putt, que no estaba facil y, ahora le toca a Rory, el NorIrlande se toma su tiempo... Golpea y la pelota entra por el medio del Hoyo.
¡Birdie! Rory se arrodilla; Cae al césped; se tapa la cara... Llora, No lo puede creer, mientras el público ruge. Augusta se entrega.
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Una victoria con nombre propio. Rory McIlroy se llevó la chaqueta verde que tanto le había sido negada. Cerró el Grand Slam. Lloró, porque sabía lo que significaba. Y Augusta, en silencio, lo abrazó como a un hijo que por fin volvió a casa.
 

 

Un sueño hecho realidad
Finalmente la Chaqueta Verde y Cerrar el Circulo
Lo mejor de su juego fue el Driver
En 2022 el mismo bunker del hoyo 18 y la misma posición, ese domingo Rory la embocaba y pasaba a precionar por un playoff,  pero finalmente el Norirlandes deberia esperar 3 años mas

Por: CK

 

 
EDITORIAL

Vengo a traerles un Sueño por Bobby Jones...   AUGUSTA NATIONAL

 

     Arranca una Edición más del Master en Augusta National, un campo que tiene su Historia a través de un hombre inmenso en su vida personal y en el mundo del Golf.
Augusta National fue el sueño de Bobby Jones y, pudo concretar con la colaboración de Clifford Robertson, un empresario que logró sortear la Gran Depresión que azotó a los norteamericanos.
El Club que hoy alberga el Masters abrió sus puertas en diciembre de 1932, aunque su legendaria historia, está íntimamente ligada a la de Bobby, actor principal en el mundo del golf desde muy joven.
Comenzó a jugar golf en 1908 cuando tenía solo 6 años y aquel verano ya ganó su primer trofeo, en un evento infantil en East Lake.
Todavía hoy se puede decir que es el único jugador que ha completado el Grand Slam del golf en una misma temporada y, de hecho es un término que se aplicó por primera vez para definir su proeza.
En 1930 se gana el British Open, el US Open, el US Amateur y el British Amateur. Eran los cuatro grandes de una época en la que algunos golfistas desarrollaban su carrera desde el plano amateur.
Bob tenía el título en Ingeniería Mecánica por Georgia Tech y de Literatura Inglesa de Harvard, e incluso aprobó el examen para poder ejercer de abogado.
Eso sí para alcanzar el éxito deportivo tuvo que luchar duro para templar su carácter.
Es conocido su episodio en el Abierto Británico de 1921, en el Old Course de St. Andrews, cuando rompió su tarjeta en el hoyo 11, durante la tercera ronda, después de dar cuatro golpes para salir de un bunker.
Tenía 19 años y fue un momento decisivo, dos años después ganó su primer major -de un total de -13, el US Open.
Pero su carrera golfística fue muy corta, ya que se retiró con 28 justificando su decisión: "Siento que mi profesión requiere más de mi tiempo y esfuerzo", dijo. En 1928 se había convertido en abogado de Coca Cola y todas las grandes empresas soñaban con que tal personalidad trabajara para ellos.
Por su parte, Roberts Clifford destacó como banquero de inversiones, un corredor de bolsa de Wall Street que supo dónde invertir que salió vivo del Crash del 29.
En 1921 se hizo con el 15% de Reynolds & Company y luego se hizo con la cuenta de General Motors también, movió mucho dinero gestionando terrenos petrolíferos en Texas.
Él fue quien guió a su amigo hacia lo que sería un campo de ensueño, en 1931 Cliff descubrió un terreno a las afueras de Augusta para el proyecto que Jones tenía en mente.
Éste dijo: "Parece que este lugar estuvo aquí esperando durante años para que se construya un campo de golf" y, con Roberts como mecenas, arrancó la fantasía.
Comentaba Roberts que: "Tuvimos que poner seguridad antes de empezar a construir el campo porque iban más de 200 coches a ver dónde se iba a construir el campo soñado por Bobby".
Eligieron al escocés Alister MacKenzie (conocido por esta comarca a los dos lados del Río de la Plata) como arquitecto porque, al igual que Jones, pensaba que el Old Course era el mejor campo de golf del mundo.
Los diseños del británico jugaban con la confusión y el engaño, y no faltaban las trampas.
La idea inicial para Augusta National era la de superar pronto los 1.000 socios y cobrar 5.000 dólares de cuota de entrada y mensualidades de 60 dólares.
Cuando se disputó el primer Masters, en 1934, el club tenía tan sólo 76 socios, pero fue aquella edición inaugural, la que empezó a diseñar el futuro evento, pues quien fuera alguien en el mundo del golf quería estar en el torneo de un héroe como Bobby Jones.
Roberts quiso llamarlo 'The Masters', pero su colega lo veía como algo pretencioso, así que se denominó Augusta National Invitation Tournament hasta, que en 1938 se convirtió finalmente en The Masters Tournament.
La cosa comenzó a tomar vuelo solamente un año después cuando con el golpe en el hoyo 15 de Gene Sarazen elevó la fama del torneo.
Roberts también se encargó convocar a toda la prensa inclusive, la prensa británica que, una vez en Nueva York, viajaría en tren a Atlanta y gozarían de gastos pagados.
Gracias a la televisión y a golfistas como Sarazen, Snead, Hogan, y sobre todo Palmer después, el torneo se convirtió en el más popular del mundo.
Cliff fue el primer presidente del Augusta National, mientras que Bobby seria Presidente de honor del club a perpetuidad en 1966.
A partir de 1948 Jones tuvo que dejar de jugar al golf, pues le diagnosticaran una rara enfermedad del sistema nervioso central que afectaba a su espina dorsal y que le llevó a hacer uso de un bastón permanentemente.
El legendario golfista falleció a los 69 años en 1971, por su parte, Roberts se suicidó cerca del hoyo 10, en 1977 a la edad de 83 años.
Enfermo, se había ido a pasar sus últimos días a la casa que tenía dentro de Augusta.
En el plano deportivo, Bobby Jones jugó una docena de Masters, aunque su desempeño en la 'trampa' que había ayudado a crear no fue el deseado, esencialmente porque su nivel estaba lejos del que tuvo años atrás.
Simplemente estaba oxidado y a nivel competitivo ya no era el mismo, de hecho en la primera edición, Jones abrió con 76 golpes y posteriormente firmó 74, 72 y 72.
Finalizó decimotercero, empatado con otros dos jugadores, ahora curiosamente, en ninguna de sus 46 rondas oficiales en el Masters bajaría del par del campo (72), digamos que con el paso del tiempo, su aporte al golf queda estampado para siempre.

 

Augusta National fue el sueño de Bobby Jones y, pudo concretar con la colaboración de Clifford Robertson
Jimmy Demaret, Byron Nelson, Bobby Jones and Ben Hogan
Bobby Jones y Tommy Armor de compañeros contra Gene Sarazen y Walter Hagen en una exhibición durante una ronda de práctica
El Maestro Roberto de Vicenzo y Juancito Seguar junto al tres veces campeón del Masters, Jimmy Demaret, en la edición de 1951  y, Ben Hogan  

Por:  Fernando Villar

 
EDITORIAL

El Error que costo una Chaqueta Verde

 

     En Estados Unidos corrían vientos de duelo ya que una semana antes, habían asesinado a Martin Luther King y la Guerra de Vietnam entraba en una espiral cada vez más peligrosa que dividía al país entre pacifistas y belicistas.
     Y allí, en el Augusta National, había un argentino que llegaba al club con el título del Open Británico de 1967, la mejor carta de presentación para ser candidato.
     De Vicenzo había jugado su primer Masters en 1950, pero por primera vez enseñaba esa impronta de campeón de quien se alza con un certamen grande. Y soñaba, por supuesto.
     Roberto encadenó tres primeras vueltas de 69, 73 y 70; un acumulado de 212 que lo había ubicado a dos golpes de Gary Player quedando 18 hoyos para la definición.
     Aquel domingo 14 de abril, día de su 45º cumpleaños, De Vicenzo arrancó la vuelta con un águila en el hoyo 1, para luego sumar birdies en el 2, 3 y 8.
     En el séptimo hoyo ya era el líder absoluto y, mientras tanto, Goalby se perfilaba también como candidato al título luego de varios aciertos.
     En el 18, el Maestro se pasó del green y con el wedge quedó a dos metros del hoyo, pero erró el putt y firmó un bogey, para concluir con 65 golpes (-7) y un total de 277 (-11).
      Por su parte, Goalby resolvió una situación compleja en el 18 para un par que le permitió, también con 277 impactos, igualar la línea del ex lagunero de Miguelete.
       Concretamente, a Roberto le molestó mucho ese Bogey, al punto que lo distrajo y lo sacó de foco, digamos que no lo pudo superar, y lo que vino después, fue una tragedia anunciada.
       Quizás influyó el barullo de la gente que merodeaba la zona del control de tarjetas, quizás demasiada para un lugar que necesitaba más privacidad y resguardo.
       Tommy Aaron, su compañero de juego aquel día final, llevó el registro de sus golpes y se equivocó al anotarle un 4 en lugar de un 3 en el hoyo 17, lo que totalizaba una vuelta de 66 golpes y un score de 278 (-10).

       "No creo que Tommy lo haya hecho con intención. Se descuidó, pero el verdadero culpable fui yo, que debí haber controlado la tarjeta para avalarla con mi firma. Y ni la miré", texto que el Maestro repite cada vez que se le consultaba por aquél episodio.

       En los minutos posteriores al torneo, un miembro del Comité Organizador de Augusta le informó que había firmado mal la tarjeta ya que aparecía un golpe de más. Goalby era el campeón por un mal cálculo.
      Aaron estaba desconsolado y Roberto andaba con la mirada en un punto indefinido.
      El mundo del Golf, era testigo del birdie en el 17, sin embargo, ya no había  marcha atrás después de la firma, era cosa juzgada quedó 4 golpes en ese hoyo.
      Durante la entrevista a dúo para la transmisión oficial, en la que se explicó el error y se destacó la caballerosidad del hombre de Ranelagh, Goalby pinzaba su tabique con la punta de dos dedos mientras cerraba sus ojos, cabizbajo, como si estuviese sumido en un lamento infinito

      Mientras tanto, El Maestro Roberto De Vicenzo, si bien se mostraba sonriente,  sus ojos vidriosos delataban una amargura inconsoloable.

       Antes de aquel momento en vivo en TV, entre las autoridades debatieron casi veinte minutos para oficializar la decisión de declarar ganador a Goalby.
       En esa agitación incómoda provocada por la detección del error, Clifford Roberts, co-fundador del Augusta National junto con Bobby Jones, se inclinaba por reconsiderar la situación de Roberto.
       El tema que en la discusión estaban el temperamento reglamentarista de Hord Hardin, presidente del torneo y, de Joe Day, uno de los críticos de golf más reconocidos de la época en los Estados Unidos y también autoridad del Masters.
       Solo faltaba consultarle a Jones, que desde 1948 tenía gravemente afectado el sistema nervioso y pasó sus últimos años en silla de ruedas. Igual, su respuesta podía preverse acorde con su filosofía de toda la vida.
       Bobby Sentenció: "Se ganará el Masters bajo las reglas del golf y mediante un juego superlativo".
        Fue justo allí donde se esfumó el eventual desempate en el hoyo 10  y con ello se sello el adiós a la ilusión argentina.
         A De Vicenzo, su actitud le valió una medalla de reconocimiento por respetar fielmente el libro de reglas. Además, esa noche fue invitado a la cena de honor para el campeón, lo que no había ocurrido jamás ni volvió a suceder en el Masters.
         Entre tanto fue claro que los jugadores apoyaron al Maestro porque entendieron que un descuido no merecía semejante castigo.
         Mientras que los periodistas le preguntaron si hubiese aceptado un desempate. "Yo no acepté ser segundo, acepté el reglamento. Primero están las reglas, la posición es secundaria".
         Esta respuesta es exacta como el libro "Caballero, Golfista, Triunfador", publicado por su amigo Carlos Oliva Funes.
         Al otro día, la repercusiones en los diarios. Todos en su favor. The New York Times escribió: "Millones de televidentes vieron un empate, pero ganó Goalby por un error".
         Por su parte The Washington Post sugirió que se realizara un hoyo extra. Por consejo de Day, Goalby se llamó a silencio frente a todas las críticas que le cayeron e incluso, en 1969, rechazó de plano la disputa de un match a 18 hoyos frente a De Vicenzo por un premio de 90.000 dólares.
         Una suma hipertentadora, teniendo en cuenta que había recibido un cheque de US$ 20.000 por haber obtenido la chaqueta verde.
         Goalby relato: "Cuando llegué al 18 después de la última ronda pensé que había empatado con De Vicenzo.
         Caminé directamente hacia la mesa de la anotación justo detrás del green; fue un poco caótico. Roberto y Tommy Aaron estaban sentados allí, al igual que mi compañero de juego, Ray Floyd, y creo que un oficial. Me preguntaba por qué Roberto todavía seguía allí, porque había jugado dos hoyos delante de mí.
         Recuerdo haberle dicho algo así como 'Supongo que jugaremos juntos mañana', pero Roberto no me respondió nada, parecía perdido en sus pensamientos.
         Luego Doc Middlecoff, periodista CBS, me dijo: 'Acabas de ganar el torneo'. Le contesté: '¿De qué diablos estás hablando?' Miré al tablero y Roberto y yo aparecíamos líderes con -11. Entonces Doc, que estaba al tanto de lo que se decía a través de un dispositivo de TV, me confirmó: 'Roberto arruinó su tarjeta de puntuación".

          De Vicenzo (US$ 15.000 por ser segundo), estaba convencido de que si se hubiera quejado por su gaffe en la aprobación de su tarjeta, o hubiera condenado públicamente a Aaron, de quien siempre mantuvo la máxima confianza, habría sufrido el rechazo general del medio, perdido su prestigio y las chances de ser invitado a otros torneos.

        Superado el tema, no fueron buenas las experiencias de Roberto en el Augusta National después de 1968.
        A medida que evolucionaba en el tablero en los siguientes Masters, el público le empezaba a gritar que no se olvidara de firmar la tarjeta y comenzaba a jugar mal.
        No toleraba ese ruido constante y esas burlas. También, escuchaba comentarios distorsionados de lo que realmente había ocurrido con Goalby.
       "Recuerdo que un espectador que caminaba a mi lado en la cancha le dijo a su hijo: ‘¿Ves?’, este señor es el que se equivocó porque no sabe sumar’, para explicarle al chico que debía aprender Matemáticas".
         Ese murmullo molesto al maestro al punto que lo llevó a desistir de Augusta después de 1975.
         El mundo vio en esa conducta mucho más que las condiciones de un golfista, el planeta se enteró de los principios de alguien que creyó firmemente en los reglamentos.
         Durante esa angustia insoportable, esa autoflagelación ante la TV cuando sentenció "¡Qué estúpido soy!", su honestidad aplastó cualquier especulación o artimaña que pudo haber pensado para salir del mal trago.

          Pero sin duda ese hecho sumado a sus interminables logros, llevo a Roberto a escribirlo en la Historia del Golf como el Caballero del Deporte...

 

Roberto con la mirada perdida aguarda la decisión de las autoridades
La Terjeta con el error en el HOYO 17
Roberto no sale de su estupor. No lo puede creer...
Al otro día, la repercusiones en los diarios. Todos en su favor. The New York Times escribió: "Millones de televidentes vieron un empate, pero ganó Goalby por un error".
Sin duda ese hecho sumado a sus interminables logros, llevo a Roberto a escribirlo en la Historia del Golf como el Caballero del Deporte...
 Durante esa angustia insoportable, esa autoflagelación ante la TV cuando sentenció "¡Qué estúpido soy!", su honestidad aplastó cualquier especulación o artimaña que pudo haber pensado para salir del mal trago.
 

Por:  CK