
Todo cambió en East Lake, Atlanta. En la semana decisiva de la FedEx Cup, Fleetwood llegó al Tour Championship con la presión de enfrentar a los mejores del mundo, incluido el número uno, Scottie Scheffler. El torneo tuvo un comienzo accidentado para Scheffler, que abrió con una pelota fuera de límites, pero se recompuso y llegó a los últimos hoyos en la pelea. Sin embargo, Fleetwood resistió con entereza: tras un bogey en el hoyo 10, respondió con birdies consecutivos en el 12 y 13 que marcaron el rumbo. Con un cierre sólido, firmó −18 en el total, superando a Patrick Cantlay y Russell Henley, mientras que Scheffler quedó finalmente cuarto.
Ese último putt desató la emoción: 164 torneos después, Tommy Fleetwood era campeón en el PGA Tour. Y no de cualquier torneo: se llevaba el título del Tour Championship y con él la FedEx Cup, más un premio de 10 millones de dólares. Pero el valor deportivo y simbólico supera cualquier cifra: Fleetwood demostró que la perseverancia puede vencer al destino más esquivo.
Protagonista en la Ryder Cup
Con este triunfo, Fleetwood no solo despeja el estigma que lo acompañaba, sino que se coloca como una pieza fundamental en el equipo europeo que disputará la Ryder Cup en septiembre. Su confianza está en el punto más alto y el vestuario europeo gana un líder carismático, experimentado y, ahora sí, campeón en ambos lados del Atlántico.
Un triunfo que inspira
La historia de Tommy Fleetwood es la del jugador que nunca dejó de creer. La del golfista que soportó derrotas y segundas plazas, que aceptó la etiqueta de eterno aspirante, pero que no bajó los brazos. Su victoria en la FedEx Cup es mucho más que un título: es una lección de perseverancia, un mensaje de esperanza para todos aquellos que siguen peleando por cumplir sus sueños.
Fleetwood ya no es el “mejor sin victorias” del PGA Tour. Hoy es campeón, héroe europeo y una de las figuras que marcan el pulso del golf mundial.