Mackenzie en el Río de la Plata: El trazo invisible del maestro

 

   Hay nombres que atraviesan el tiempo sin necesidad de pronunciarse. Basta caminar los fairways del Jockey Club, mirar un green en bajada en Palermo, o ver el horizonte del Club de Golf del Uruguay para entender que alguien pensó cada trampa, cada loma, cada caída de pelota.

   Ese alguien fue Alister Mackenzie, el gran arquitecto del golf moderno, y su legado en el Río de la Plata es tan tangible como invisible.

     Nacido en Yorkshire, Inglaterra, en 1870, Mackenzie fue médico, sirvió en la guerra de los Bóer, y terminó dedicando su vida a diseñar campos de golf.

    No cualquier tipo de campos: los mejores. Cypress Point, Royal Melbourne, Augusta National.

    Pero lo que pocos saben es que, en su recorrido por el mundo, Mackenzie también dejó una marca indeleble en Sudamérica: tres joyas estratégicamente trazadas entre Argentina y Uruguay.

   En enero de 1930, Mackenzie partió desde Nueva York en el SS Southern Cross con destino a Buenos Aires, un trayecto de entre 15 y 18 días con escalas en Bermuda, Río de Janeiro, Santos y luego Montevideo.

   El 8 de febrero (aproximadamente) desembarcó en la capital argentina. Permaneció en la región cerca de dos meses, trabajando entre febrero y principios de abril de ese año .

¿Quién lo llamó y por qué?

    El Jockey Club (San Isidro, BA): En 1929 el club decidió sumar golf y, respaldado por la USGA, contrató a Mackenzie —junto al ingeniero Luther Koontz— para diseñar dos campos de 18 hoyos en terrenos adyacentes al hipódromo.

    Mackenzie arribó a principios de 1930 y en solo 21 días trazó los contornos de los 36 hoyos (Colorada y Azul), supervisando la siembra de césped y sistemas modernos de riego.

     Club de Golf del Uruguay (Montevideo): Mientras trabajaba en Buenos Aires, también fue convocado a diseñar el curso junto al Río de la Plata, en Punta Carretas.

     Luego de la visita, envió los planos finales en mayo de 1930; la cancha se inauguró el 25 de mayo de 1934.

     Golf Club Argentino / Palermo: Durante esos mismos meses, Mackenzie rediseñó también el campo del Golf Club Argentino en Palermo (originalmente 1905), transformándolo en el trazado municipal actual alrededor del lago.

     Mackenzie viajó como arquitecto profesional, no como turista. Fue netamente convocado por los tres clubes.

     Una vez terminados los planos, regresó a Inglaterra y dejó en manos de Koontz la construcción física de los campos.

    Alister Mackenzie no llegó a Sudamérica por azar: fue convocado, por prestigio y con propósito.

    Su paso entre febrero y abril de 1930 no solo redibujó la geografía golfística porteña y montevideana, sino que plantó una semilla de identidad urbana-litoral en tres joyas que hoy siguen activas. No fue turismo; fue misión. Fue legado.

 

 

  Nacido en Yorkshire, Inglaterra, en 1870, Mackenzie fue médico, sirvió en la guerra de los Bóer, y terminó dedicando su vida a diseñar campos de golf
También fue convocado a diseñar el curso junto al Río de la Plata, en Punta Carretas.
 Una vez terminados los planos, regresó a Inglaterra y dejó en manos de Koontz la construcción física de los campos

Por: FERNANDO VILLAR